7 Diego Torres Villarroel: Vida de don Diego Torres Villarroel

El volumen 7 de la colección Clásicos Castellanos se dedicó a la obra de Diego Torres Villarroel, Vida de don Diego Torres Villarroel, edición y notas de Federico de Onís.

Tras muchas búsquedas en Internet, no he podido encontrar la versión digital de esta publicación, por lo que, por el momento, nos conformaremos con estas dos ediciones. La primera es de 2005 y es la edición anotada de Manuel Mª Pérez López, disponible en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:

 Vida de don Diego de Torres Villarroel

También puede leerse esta edición publicada en 1789 y disponible en la Biblioteca Digital Hispánica:

 Vida de don Diego Torres Villarroel

6 Miguel de Cervantes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, tomo II

Como ya comentamos al presentar el volumen 4, el volumen 6 de la colección Clásicos Castellanos corresponde al tomo II de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, edición y notas de Francisco Rodríguez Marín.

La lectura online del tomo II puede hacerse en este enlace a la primera edición publicada en 1911:

 Don Quijote tomo II

La obra completa, en ocho tomos, correspondientes a los volúmenes 4-6-8-10-13-16-19 y 22 de la colección Clásicos Castellanos, puede leerse pulsando en las portadas de cada volumen a continuación:

 Don Quijote tomo I        Don Quijote tomo II
 Don Quijote tomo III        Don Quijote tomo IV
 Don Quijote tomo V      Don Quijote tomo VI

 Don Quijote tomo VII

 Don Quijote tomo VIII

Un completo artículo sobre Miguel de Cervantes y el Quijote puede verse en esta entrada de este mismo blog.

En la página web de la Biblioteca Digital Cervantes del Dr. Eduardo Urbina, Texas A&M University, existe un diccionario online titulado Diccionario del Quijote. Español/inglés de Tom Lathrop.

5 Francisco de Quevedo: Historia de la vida del Buscón llamado Don Pablos

El volumen 5 de la colección Clásicos Castellanos se dedicó a la obra de Francisco de QuevedoHistoria de la vida del Buscón llamado Don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, edición y notas de Américo Castro.

Su lectura online puede hacerse en este enlace a la primera edición publicada en 1911:

 La vida del Buscón

Dice don Américo: «Esta edición va hecha conforme a la de Zaragoza, 1626; en caso de error o de dificultad en el texto me he servido para corregir o comparar el texto de los de Zaragoza, 1628; Lisboa, 1630, y Barcelona, 1626. La ortografía es la del texto original en todos los casos en que parece relacionarse con la pronunciación; no se me oculta lo arriesgado de este procedimiento, tanto más cuanto que ciertas formas merecerían un estudio especial; pero el vulgarizar, por razones diversas, no tolera la precisión científica.

Las abreviaturas Covarrubias y Dicc. Aut. en las notas, significan, respectivamente, el Tesoro de la Lengua Castellana, 1611, y el Primer Diccionario de la Academia de la Lengua, 1637.

En varias dudas sobre interpretación del texto recurrí al mucho saber del Sr. D. Francisco Rodríguez Marín, y públicamente le muestro mi reconocimiento.»

Dado el interés que tiene la consulta de los diccionarios para la lectura de los Clásicos Castellanos, conviene hacer un comentario sobre las dos últimas referencias del párrafo anterior:

El diccionario de Covarrubias o Tesoro de la Lengua Castellana, 1611, puede consultarse en este enlace:

Tesoro Covarrubias

La referencia al Primer Diccionario de la Academia de la Lengua, 1637, todavía no he podido saber a qué se refiere. Puesto que se trata de la abreviatura Dicc. Aut., es decir, Diccionario de Autoridades, debe tratarse de una errata en la fecha, puesto que su publicación data de 1726. En efecto, el primer diccionario de la Real Academia Española, el llamado Diccionario de autoridades se publicó entre 1726 y 1739. El diccionario de la lengua española o Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), comienza su repertorio en 1780, con la aparición —en un solo tomo para facilitar su consulta— de una nueva versión, sin citas de autores, de aquél primer diccionario de la institución. El de 1780 fue, por tanto, el precedente de la serie de diccionarios usuales que llega hasta hoy.

Actualmente, contamos además con otras herramientas online, publicadas por la Real Academia Española, que nos pueden servir de gran ayuda:

Mapa de diccionarios: esta herramienta permite, por el momento, consultar simultáneamente seis ediciones representativas del diccionario académico: 1780, 1817, 1884, 1925, 1992 y 2001. Su finalidad radica en ofrecer una visión evolutiva del léxico moderno, matizada por la idea que se hacían de él los académicos a lo largo de los casi trescientos años en que se suceden las ediciones de estos diccionarios. Se aspira a introducir, en el futuro, las demás ediciones del diccionario académico, incorporando además un enlace con los materiales del Fichero de enmiendas y adiciones de la Real Academia Española y con otros externos surgidos como comentarios, críticas o reseñas al DRAE.

Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (NTLLE): es un diccionario de diccionarios, un diccionario que contiene todo el léxico de la lengua española desde el siglo xv hasta el xx, tal y como es recogido, sistematizado, definido e inventariado por los más importantes repertorios lexicográficos, sean monolingües o bilingües, dedicados a la lengua española. De este modo, el NTLLE ofrece al interesado la posibilidad de tener juntos y reunidos cerca de 70 diccionarios que ninguna biblioteca en el mundo está en condiciones de custodiar de forma conjunta, al tiempo que permite buscar de una sola vez, a través de una única operación de consulta, una o varias palabras de forma simultánea en la totalidad de los diccionarios que lo integran. El NTLLE reúne una amplia selección de las obras que durante los últimos quinientos años han recogido, definido y consolidado el patrimonio léxico de nuestro idioma. Contiene, dentro de un entorno informático de consulta, los facsímiles digitales de las obras lexicográficas de Antonio de Nebrija, fray Pedro de Alcalá, Sebastián de Covarrubias, Francisco del Rosal, César Oudin, Esteban Terreros, Ramón Joaquín Domínguez, Vicente Salvá, Elías Zerolo, Aniceto de Pagés, etc., además de toda la lexicografía académica, desde el Diccionario de autoridades hasta la 21.ª edición del Diccionario de la Real Academia Española, pasando por las diversas ediciones del Diccionario manual e ilustrado y lo publicado del Diccionario histórico de 1933-1936.

Nuevo diccionario histórico del español (NDHE): proyecto vinculado al Instituto de Investigación Rafael Lapesa, pretende presentar de modo organizado la evolución del léxico español a lo largo del tiempo. Su director es el académico José Antonio Pascual. El objetivo fundamental del NDHE consiste en ofrecer a los filólogos, y al público en general, aquella información relevante sobre la historia de las palabras que les permita interpretar los textos del pasado. Para ello se dará cuenta de la evolución de los significados de las palabras e incluso de los usos lingüísticos accidentales de una época determinada. Para cumplir este fin básico, el NDHE se basará en los métodos de la lingüística, la filología y la informática. El hecho de que esta obra se conciba como un diccionario electrónico permite presentar la evolución de las unidades léxicas teniendo en cuenta las relaciones (genéticas, morfológicas, semánticas, etc.) que estas mantienen entre sí, de forma que se sitúe la evolución de las palabras dentro de la red de conexiones establecidas entre ellas.

En relación con la obra de Quevedo aquí presentada, recomiendo la Introducción a ‘El Buscón’ de Ignacio Arellano.

4 Miguel de Cervantes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, tomo I

La colección Clásicos Castellanos inició la publicación del libro cumbre de la literatura española en este cuarto volumen: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, edición y notas de Francisco Rodríguez Marín.

La lectura online del tomo I puede hacerse en este enlace a la primera edición publicada en 1911:

 Don Quijote tomo I

La obra completa, en ocho tomos, corresponde a los volúmenes 4-6-8-10-13-16-19 y 22 de la colección Clásicos Castellanos, los cuales pueden leerse pulsando en las portadas de cada volumen a continuación:

 Don Quijote tomo I
 Don Quijote tomo II
 Don Quijote tomo III
 Don Quijote tomo IV
 Don Quijote tomo V
 Don Quijote tomo VI
 Don Quijote tomo VIII

Un completo artículo sobre Miguel de Cervantes y el Quijote puede verse en esta entrada de este mismo blog.

Imprescindible consultar los siguientes enlaces:
– Luis Astrana Marín: El libro de los plagios
– Daniel Eisenberg: Cervantes y don Quijote

3 Garcilaso de la Vega: Obras

El tercer título de la colección Clásicos Castellanos se dedicó a Garcilaso de la Vega, con introducción de Tomás Navarro Tomás.

Su lectura online puede hacerse en este enlace a la primera edición publicada en 1911:

Garcilaso de la Vega

Dice Navarro Tomás: ‘El texto de la presente edición se ajusta exactamente al que Fernando de Herrera dio en sus AnotacionesClásicos Castellanos prefieren reproducir este texto famoso, indiscutiblemente útil para el estudio de las letras, en vez de lanzarse a una edición nueva, semi-erudita, que, sin responder de lleno a las exigencias de la crítica filológica, pudiera resultar indigesta e ineficaz en su misión vulgarizadora.’

2 Tirso de Molina: El vergonzoso en palacio y El burlador de Sevilla

El segundo título de la colección Clásicos Castellanos se dedicó a dos piezas de teatro de Tirso de Molina, con prólogo, introducción y notas de Américo Castro:
  • El vergonzoso en palacio
  • El burlador de Sevilla

Su lectura online puede hacerse en este enlace a la segunda edición publicada en 1922:

 Teatro Tirso de Molina

La introducción de la obra, dedicada a Ortega y Gasset por Américo Castro, contiene un brillante análisis de la comedia clásica, incluyendo una escueta pero incisiva comparación entre las comedias inglesa, francesa y española del siglo XVII.

Para completar el estudio de Américo Castro, él mismo recomienda el prólogo al volumen 39 de la colección Clásicos Castellanos, escrito por Gómez Ocerín y Tenreiro.

Sobre Tirso, recomiendo la lectura de El ingenio cómico de Tirso de Molina: actas del II Congreso Internacional sobre Tirso de Molina (Pamplona, 27-29 de Abril de 1998), edición de I. Arellano, B. Oteiza y M. Zugasti.

1 Santa Teresa de Jesús: Las Moradas

La colección Clásicos Castellanos comenzó en 1910 con un primer volumen de una obra de santa Teresa de Jesús, Las Moradas, edición, introducción y notas de Tomás Navarro Tomás.

Dado que a lo largo del año 2015 celebramos el 500 aniversario del nacimiento de santa Teresa, es oportuno comenzar el repaso a los 105 títulos (el número total publicado entre 1910 y 1935 está pendiente de confirmar) de esta colección por su número 1, Las Moradas.

Su lectura online puede hacerse en este enlace a la tercera edición publicada en 1922:

Las Moradas

El proyecto de presentar toda la colección Clásicos Castellanos está en marcha.

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Colección Clásicos Castellanos

Desde finales del siglo XIX hasta los años treinta del siglo XX, el panorama editorial que presentaba Madrid experimentaba un importante y considerable auge. Ello fue debido, en parte, a la acción modernizadora de la Institución Libre de Enseñanza y la Junta para Ampliación de Estudios, y de ésta el Centro de Estudios Históricos que, presidido por Ramón Menéndez Pidal, emprendía aventuras editoriales basada en el rigor científico.

De entre los muchos proyectos editoriales emanados del Centro de Estudios Históricos, hoy vamos a tratar de la colección Clásicos Castellanos. Se trata de ediciones de obras de la Literatura española, publicadas entre 1910 y 1935, realizadas con la metodología y el rigor filológico del Centro de Estudios Históricos, puesto que los responsables de estas ediciones son eminentes filólogos formados en este organismo institucionista y colaboradores asiduos de éste. No en vano, la escuela pidalina forma filólogos que son al mismo tiempo historiadores y críticos literarios.

El proyecto fue comenzado por dos discípulos de Menéndez Pidal, considerados como la mano izquierda y derecha del maestro: Américo Castro y Tomás Navarro Tomás. Ambos tuvieron como propósito iniciar una importante empresa editorial: la creación de una «biblioteca» de textos clásicos españoles, publicándolos según el criterio y rigor filológico aprendido directamente del magisterio de Menéndez Pidal.

La editorial desde la cual se iba a publicar esta colección estaría respaldada por una empresa ya consolidada, la publicación hemerográfica La Lectura (Revista de Ciencias y de Artes) (1901-1920), tribuna de opinión de un determinado sector de jóvenes liberales y para-institucionalistas desde cuyas páginas expresaban sus ideas sobre cuestiones de reciente actualidad. Fue su director el gijonés Francisco Acebal (1866-1933), hombre formado en la Institución Libre de Enseñanza en la que se distinguió como uno de los más talentosos y entusiastas continuadores; por su constante relación con Giner de los Ríos, y particularmente con José Castillejo, colaboró con asiduidad en la Junta para Ampliación de Estudios, en la que desempeñó el cargo de vicesecretario. Los jefes de redacción de La Lectura fueron el diplomático Julián Juderías, de 1913 a 1917, y el pedagogo Domingo Barnés, de 1918 a 1920, miembro de la denominada «segunda promoción» de institucionistas o también «hijos de Giner». El proyecto de La Lectura quedaba enmarcada por dos ambiciosas empresas culturales, la predecesora La España Moderna (1889-1914) y por la Revista de Occidente (1923); las tres tras crear, primera- mente, una revista, generaron de forma dependiente de ésta una editorial.

En palabras del propio Tomás Navarro Tomás: ‘El plan era que Castro y yo, que aún no habíamos hecho oposiciones ni ganado plaza, nos dedicáramos plenamente a ir dando cada uno dos o tres volúmenes anuales para la colección. La idea respecto a la selección de obras y autores, tipo de comentario en notas y prólogos y hasta tamaño de libro y clase de papel se fue madurando en las reuniones nocturnas que celebrábamos con Acebal, en su casa de la calle de Lista cerca del paseo de la Castellana, Felipe Clemente de Velasco que era el propietario de La Lectura, Américo Castro y yo’.

Impresos en papel pluma, los libros ofrecían una estimable combinación de erudición filológica y divulgación textual. Este empeño editorial se anunciaba en una hoja suelta, un boletín informativo, en el que se detallaban los propósitos de esta «biblioteca» de obras clásicas de la Literatura española: ‘mediante ediciones de moderna traza que sumen estos tres esenciales elementos: perfección técnica, esmero material y extraordinaria baratura’.

Al emprender esta publicación se proponían no sólo difundir nuestra riqueza literaria en volúmenes de formato moderno, como ya era usual y corriente en países como Francia, Inglaterra, Alemania o Italia; sino que estos textos se convirtieran en ediciones claras, correctas, con una precisión y conciencia filológicas. Era la explicación y «praxis» de los objetivos aprendidos por una generación en el Centro de Estudios Históricos alrededor de don Ramón Menéndez Pidal. La novedad que presentaba esta colección de Clásicos Castellanos consistía más en la forma de realizar el trabajo (fijación del texto, anotaciones e introducciones) que en el hecho de publicar determinadas obras. En el citado boletín de información se expresa la declaración de principios editoriales y de propósitos filológicos:

LOS TEXTOS de nuestra Biblioteca será reproducción de ediciones princeps y, siempre que sea posible, de los manuscritos originales, inspirándose, en lo que concierne a la ortografía de los autores más antiguos, en un escrupuloso criterio que armonice el respeto debido a las últimas investigaciones críticas y filológicas con la facilidad y aún la conformidad de la lectura para todos.

LAS NOTAS puestas al pie de cada página tienden a aclarar, con la parquedad y sencillez posible, las dificultades de mayor bulto que ofrezca el texto. Se servirán estas Notas de ejemplos sacados del vocabulario del mismo autor, o de un autor del mismo tiempo, para comentar filológica o literalmente el pasaje difícil o la frase obscura. En otro caso se recurrirá a la explicación meramente histórica.

LAS INTRODUCCIONES que acompañarán a cada obra han de estar asimismo encaminadas a la difusión de nuestras joyas literarias y comprenderán, por consiguiente, con mucha sobriedad, las más esenciales noticias sobre la vida y las obras de cada autor. En los casos en que el interés de los problemas suscitados lo aconsejara o lo impusiera, la Introducción será, no sólo el esbozo bibliográfico, sino, además, estudio de la significación del autor, o de la obra, considerados en relación con su tiempo.

La sucesiva publicación de obras clásicas, iniciada por Tomás Navarro Tomás y Américo Castro, comportó por cuestiones profesionales y personales de éstos la colaboración de otros filólogos formados directamente por Menendez Pidal o dependientes de otras secciones del Centro: el propio don Ramón, Federico de Onís, el escritor director teatral Cipriano de Rivas Cherif, Vicente García de Diego, el dialectólogo Matías Martínez de Burgos, Gómez Ocerín, Samuel Gilí Gaya, valioso colaborador de Navarro Tomás, el tempranamente malogrado por la muerte Antonio García Solalinde, José Moreno Villa poeta y creador y colaborador en la sección de Arqueología, Pedro Salinas poeta-profe- sor, el investigador literario José Fernández Montesinos, Manuel Azaña futuro presidente de la Segunda República Española.

A esta nómina se fueron añadiendo, por la necesidad imperativa que tenía la editorial de seguir con la publicación de los anunciados títulos «en preparación», una serie de figuras del mundo literario español e hispanoamericano, eruditos de diversa formación investigadora, críticos, historiadores y profesores extranjeros que continuaron sui generis la colección de Clásicos Castellanos: Víctor Said Armesto, Narciso Alonso Cortés, Federico Ruíz Morcuende, Ramón M. Tenreiro, José R. Lomba y Pedraja, J. Domínguez Bordona, José M. Salaverría, Francisco Rodríguez Marín, que aportaba la apostilla prestigiosa «de la Real Academia Española», el jesuíta secularizado Julio Cejador y Frauca, Agustín Millares Cario, paleógrafo, el erudito Pedro Sáinz Rodríguez, el historiador Ángel Valbuena Prat, Agustín Cortina, profesor argentino, el escritor mejicano Alfonso Reyes, el presbítero José M. Aguado y el agustino P. Félix García. Ello comportó, además, una nueva idea de «obra clásica», ya que por tal no solamente eran considerados los textos de la época medieval, los de los Siglos de Oro y los del período ilustrado de nuestra literatura, sino que a lo largo de los ciento cinco volúmenes publicados, progresivamente y sin muestra de ruptura, bajo esta concepción nueva fueron apareciendo obras del período final del Romanticismo y de la época última del siglo xx, de autores contemporáneos ya consagrados, ya «clásicos».

El texto anterior está extractado de ‘PROPÓSITOS FILOLÓGICOS DE LA COLECCIÓN CLÁSICOS CASTELLANOS DE LA EDITORIAL LA LECTURA (1910-1935)‘, Antonio Marco García, Universidad de Barcelona, ponencia en el X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (Barcelona, agosto de 1989).

Puede verse una ‘Biografía de La Lectura (1901-1920)‘ de Luis S. Granjel, en el número 272, páginas 306-314, de Febrero de 1973 de la revista Cuadernos Hispanoamericanos.

Enlace a la Colección Clásicos Castellanos 50.

La Serrana de la Vera, de Luis Vélez de Guevara, ed. Menéndez Pidal-Goyri, 1916

A finales de 2013, la Fundación Ramón Menéndez Pidal inició con esta obra la producción de la Biblioteca Digital InteractivaRamón Menéndez Pidal, con el objetivo de facilitar el acceso a la obra del eminente filólogo e historiador, a través de la constitución de un repositorio digital de carácter abierto.

 

 Biblioteca Digital Interactiva
Dada la envergadura de este proyecto, la Fundación está en la permanente búsqueda de los apoyos institucionales, públicos y privados, que le permitan desarrollar esta tarea que ahora se inicia y para la que desea la colaboración de investigadores y otros colectivos, interesados en preservar y difundir esta pequeña parte de la cultura española.

Esta edición digital de La Serrana de la Vera respeta puntualmente la edición de 1916, que conserva los rasgos significativos propios de la lengua clásica: vacilaciones en el timbre de las vocales átonas, empleo anárquico de los grupos consonánticos, aglutinaciones de la preposición de con pronombres y demostrativos, asimilación de la -r del infinitivo con la l- de los pronombres enclíticos, metátesis de la -d
del imperativo con la l- del enclítico… y, en general, otros rasgos como: concordancias anómalas, regímenes preposicionales, valor desusado de las conjunciones, acepciones etimológicas, registros de germanía, etc.

 La Serrana de la Vera

Además del texto de Vélez, la edición de 1916 contiene un capítulo inicial titulado Advertencia y otro llamado Observaciones y Notas. El capítulo de Observaciones es el estudio de la obra que realizó el matrimonio Menéndez Pidal, el cual aparece a continuación del texto teatral en dicha edición. El capítulo de Notas cierra la edición de 1916 y, al tratarse de anotaciones referidas a determinados versos de la obra, sin llamada desde el texto, hacía difícil su oportuna lectura. Para mejorar la experiencia lectora, la edición digital incorpora tanto las Notas al final del libro, como las notas paleográficas que figuran a pie de página, en llamadas desde el texto, mediante uno o dos asteriscos que, al situar el cursor sobre los mismos, abre una ventana con la anotación referida.

Esta edición digital incorpora una serie de funciones interactivas que facilitan la lectura y la navegación dinámica a lo largo del libro digital:

  • Navegación: en la parte izquierda de la pantalla existe un menú de opciones que se abre y cierra a voluntad del lector. Cuando está desplegado, muestra las siguientes opciones:
    – TEXTO ED. 1916: acceso al inicio del libro digital.
    – OBSERVACIONES: ir al capítulo de Observaciones, estudio de la obra realizado por los autores.
    – MANUSCRITO: permite ver, página a página, el manuscrito de la obra de Vélez, al cual se refieren muchas de las anotaciones a lo largo de la obra.
    – ESTADÍSTICAS: presenta una serie de datos de la obra, como son: estructura, versos, acotaciones, apartes, métrica, intervenciones de personajes…
  • Índice de navegación:
    – DATOS DE LA EDICIÓN: se navega al documento explicativo de la edición digital.
    – PERSONAJES: se navega a los personajes del ACTO PRIMERO.
    – ACTO PRIMERO: se navega al inicio del primer acto.
    – ACTO SEGUNDO se navega al inicio del segundo acto.
    – ACTO TERCERO: se navega al inicio del tercer acto.
  • Marcas visuales:
    – PAGINACIÓN ED. 1916: muestra sobre el texto los números de páginas correspondientes a la edición de 1916.
    – ACOTACIONES:  resalta todas las acotaciones de la obra.
    – APARTES: resalta los apartes incluídos en el texto.
    – VERSOS PARTIDOS: muestra con otro color todos los encabalgamientos, distinguiendo verso inicial, medio y final.
    – MOSTRAR MÉTRICA: muestra el nombre de cada forma métrica al inicio de cada una de ellas.
  • Funciones interactivas en el texto:
    – Una de las novedades de esta edición digital interactiva es la posibilidad de realizar anotaciones sobre el texto. Para ello, se selecciona una palabra o un párrafo y se pulsa sobre el icono para realizar la anotación en una ventana que aparece en pantalla. Una vez guardada la anotación, la palabra o párrafo anotados quedarán resaltados con otro color y la anotación asociada aparecerá de nuevo situando el cursor sobre el texto resaltado.
    – Icono ‘M’: pulsando sobre este icono se muestra la página correspondiente al manuscrito de la obra.
    – ‘*’: situando el cursor sobre un asterisco de llamada en el texto, aparece una ventana con el contenido de la anotación a pie de página de la edición de 1916.
    – ‘**’: situando el cursor sobre dos asteriscos de llamada en el texto, aparece una ventana con el contenido de la nota al final de la edición de 1916.
    – (Nº): situando el cursor sobre un número entre paréntesis, aparece la anotación que, en ocasiones, llevan numeración en las notas a pie de página de la edición de 1916.
  • Volver: vuelve a la página de la Biblioteca Digital Interactiva de la Fundación.
Edición digital basada en la de Teatro antiguo español. Textos y Estudios, I: Luis Vélez de Guevara, La serrana de la Vera, publicada por Ramón Menéndez Pidal y María Goyri de Menéndez Pidal, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1916. 

© Fundación Ramón Menéndez Pidal.

Cantar de mío Cid

La Universidad de Texas tiene una deliciosa edición digital del Cantar de mío Cid, obra considerada como la primera de la literatura española en una lengua romance. El alto valor literario de su estilo y su importancia histórica y filológica han hecho que sea una de las obras más estudiadas desde su creación.

 Cantar de mío Cid

Esta edición digital es muy completa, ya que contiene una introducción a la obra, los criterios de pronunciación, la transcripción paleográfica, la transcripción normativa, la transcripción al inglés, el audio completo (con subtítulos), comentarios y notas en inglés y las imágenes de cada página del manuscrito.

 Audio con subtítulos

De los mismos autores puede verse también esta web de las Mocedades de Rodrigo (‘The Youthful Deeds of Rodrigo’). Contiene el audio completo (1 hora 43 minutos) leído en castellano del siglo XIV y la transcripción del poema según el manuscrito único que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia en París).

Por su parte, el manuscrito único del Cantar de Mío Cid se encuentra en la Biblioteca Nacional de España desde su donación el 30 de diciembre de 1960 por parte de la Fundación March.

Debemos sobre todo a don Ramón Menéndez Pidal, el haber dado a conocer el Cantar de mío Cid al mundo de la erudición en su edición de 1908 y haber hecho posible también que este primitivo cantar pueda ser desde entonces comprendido y apreciado por el lector no especializado. Esta obra de Menéndez Pidal, Tomo I: Crítica del texto y Gramática [1908]; Tomo II: Vocabulario [1911]; Tomo III: Texto del cantar [1911], Bailly-Baillière e Hijos, Madrid, 1908-1911, puede leerse online aquí.

 Cantar de mio Cid, Ramón Menéndez Pidal

En la actualidad, cualquier mención al Cantar de mío Cid estaría muy incompleta si no incluyera también los trabajos de Diego Catalán Menéndez-Pidal. En particular me refiero a dos obras extraordinarias, ambas disponibles para su lectura online:

Para conocer el alcance e importancia de ambas obras, citaremos el artículo de Inés Fernández Ordoñez, “Un Filólogo… con inclinación a la Historia. Memoria de Diego Catalán Menéndez-Pidal (1928-2008)“:

“Consciente de que los historiadores alteran sus fuentes de acuerdo con sus intereses y mentalidad, y conocedor como pocos del “lenguaje” de la literatura de transmisión oral, Diego estudió en La épica española. Nueva documentación y nueva evaluación el testimonio indirecto que sobre la épica española aportan las fuentes historiográficas, latinas y romances, para juzgar, con resultados asombrosos, qué puede estimarse de origen poético o no en ellas.

Una de las grandes novedades de este libro es la superación de un viejo prejuicio de la escuela pidalina: el de creer en el valor “histórico” de la epopeya o de los relatos cronísticos. Si algo nos enseña Diego Catalán es que el valor “histórico” que debemos conceder a esos testimonios no es otro del que tienen como construcciones literarias al servicio de intereses o preocupaciones de personajes o grupos sociales, tal como muestra de forma magistral en su estudio sociopolítico del Poema de Mío Cid o en la forma en que fue utilizado el personaje por la Crónica de Castilla (estudios que reunió con otros de sesgo puramente histórico sobre la Navarra del siglo XII en el libro El Cid en la historia y sus inventores.”

Finalmente, de entre las muchísimas ediciones del Cantar, citaremos tres ediciones disponibles online: