Bibliofilia digital: La Dorotea, Lope de vega
Creo no equivocarme al decir que la mayor compilación de textos clásicos españoles se encuentra en www.archive.org. Este maravilloso corpus, procedente mayoritariamente de universidades de Estados Unidos y Canadá, nos permite, por fin, acceder desde cualquier ordenador a los textos que, hasta hace muy poco, solamente se podían consultar en bibliotecas y tiendas de bibliófilos.
Así como en Internet existen múltiples estudios y artículos de distinguidos eruditos que analizan los textos de nuestros clásicos, sigue siendo asignatura pendiente poder acceder a las ediciones de los textos en sí.
Para aportar un granito de arena a la labor de facilitar el acceso a los textos, comenzaré una serie de artículos con enlaces a los textos de las obras. Este primer artículo presenta una obra de Lope de Vega: La Dorotea (1620), para algunos la principal producción literaria del Fénix.
Esta edición de Américo Castro apenas incluye un breve estudio de cinco páginas de la obra, si bien es fácil encontrar en Internet amplios trabajos y referencias a
La Dorotea, a los cuales me
remito.
Una de las ediciones críticas más importantes de La Dorotea, se debe al hispanista estadounidense Edwin S. Morby (1909-1985) publicada por Editorial Castalia en 1958, 1968, 1980, 2001, lo cual da muestra de su interés tanto para estudiosos como aficionados en general. Fruto de ocho años de trabajo, Morby recrea la vida y la época que crearon La Dorotea ayudándonos, de manera excepcional, a superar las dificultades y oscuridades de esta obra maestra.
Aunque no la he podido encontrar todavía en versión online en Internet, está disponible en librerías y tiendas en la red. Del mismo autor puede verse también su edición crítica de La Arcadia, de Lope de Vega.
Hasta aquí lo más importante, la obra de Lope. Añadiremos que, como muchos lectores interesados conocerán bien, las alusiones biográficas son continuas a lo largo de toda la obra, especialmente a dos de sus grandes amores, sus amantes Elena Osorio, en su juventud, y Marta de Nevares, su último gran amor.
Los amores con Elena Osorio acaban con el destierro de Lope y, sobretodo, con su desprestigio social ante la hipócrita sociedad española del siglo XVI.
La historia de los amores entre Marta de Nevares, casada cuando apenas tenía 13 años de edad, y Lope, ordenado sacerdote en 1614, es trágica: en 1617 habían tenido una hija, Marta quedó viuda en 1620, quedó ciega hacia 1622, padeció ataques de locura desde entonces y en 1632, el mismo año que se publicó La Dorotea, falleció en el domicilio que compartían en Madrid. Lope vivió hasta 1635 y su etapa más productiva coincidió precisamente con el periodo de tiempo que vivió con Marta.
Sin embargo, por muy novelesca que sea la propia vida de Lope, y por muy autobiográfica que pueda ser La Dorotea, no debemos perder de vista que estamos ante una obra maestra que transciende todos estos pormenores y que, si bien son esenciales para comprender la construcción de la obra, también es esencial entender que sólo los grandes genios hacen que el arte transcienda la realidad, como es el caso.
La Dorotea tiene algunas de las poesías más populares de Lope. Baste con un par de ejemplos. En el acto I, escena tercera, canta Fernando:
Fernando. A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo,
me bastan mis pensamientos.
El acto III incluye los cuatro romances de las barquillas, que fueron muy populares durante siglos y, aún en los años 20 del siglo pasado, solían ser aprendidos de memoria. El más conocido era el tercer romance que canta Fernando en la escena séptima de dicho acto III y que empieza así:
Fernando. Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvelada,
y entre las olas sola.
Uno de los detalles que más llaman la atención sobre los romances de las barquillas es el siguiente: Marta de Nevares muere en abril de 1632 y en mayo de ese mismo año La Dorotea ya ha sido aprobada por el censor. Es decir, el acto III incluye cuatro romances, supuestamente referidos a Marta/Amarilis, que, por lo tanto, fueron escritos e incorporados al libro en apenas un mes desde su fallecimiento. Todo un prodigio que, modestamente, no alcanzo a explicar.
Si algún improbable lector de este blog quiere continuar estas pistas y seguir rastreando información de la vida y obra de Lope de Vega, le auguro muchos y muy entretenidos momentos de disfrute.